vida’ (Juan 6:35), ‘la vida’ (Juan 14:6) y ‘la resurrección y la vida’ (Juan 11:25). Puso como ejemplo la dependencia de sus discípulos de él, con la sustancia que surge de la vida y pasa a las ramas (Juan 15:4–5). A la mujer samaritana le ofreció ‘agua viva’ (Juan 4:10) y al joven rico le prometió vida eterna, siempre que se decidieran a seguirlo (Marcos 10:17, 21). Se llamó a sí mismo ‘el buen pastor’ (Juan 10:11, 28) que no solamente daría su vida por las ovejas sino que además les daría vida. Declaró
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